sábado, 20 de noviembre de 2010

Cansada, (Del part. de cansar) dicho de una cosa que decae

LightMark



No voy a hacer literatura. No tengo ganas. Estoy cansada. Muy cansada. Cansada físicamente, sí, pero rota por dentro por no saber, no comprender, no encontrar. Estoy cansada de escucharme, de hacerme entender… Hoy sólo quiero follar, follar y que me arranquen el nombre, que me hagan sentir piel, saliva, dientes, lengua, sexo… No quiero pensar qué significa ese momento, no, sólo quiero quedarme rendida y ahogada por mis propios gemidos. Quiero que brote el asma en la búsqueda de oxígeno tras cada embestida. Será mi borrachera particular, follar por no pensar. Tu semen por mi cuerpo como si fuera vodka, tu polla en mi boca como un hielo en mis labio que se deshace en el fuego de mi lengua.  No quiero ser la tierna, ni el bocado perfecto, ni que me pongan en un altar para adorarme. Quiero follar (o que me follen, que es lo difícil). No quiero dulcificar ni edulcorar mis palabras porque no quiero hablar. Quiero quedarme rendida a tu lado, o al tuyo, o al de aquel. No quiero que se alineen los astros ni que suene de fondo una canción increíble con la que enmarcar ese momento en mi memoria poética. Sólo quiero quedarme dormida. Y es que estoy muy cansada.

domingo, 7 de noviembre de 2010

En el buzón


Ilustración de  Antonio López


Amado señor mío:
No tengas miedo, no te muevas, permanece en silencio, nadie nos verá. Sigue así, quiero mirarte, yo te he mirado mucho, pero no eras para mí, ahora eres para mí, no te acerques, te lo ruego, quédate donde estás, tenemos una noche para nosotros, y yo quiero mirarte, nunca te he visto así, tu cuerpo para mí, tu piel, cierra los ojos, y acaríciate, te lo ruego, no abras los ojos si te es posible, y acaríciate, …
 … son tan hermosas tus manos, he soñado con ellas tantas veces, ahora las quiero ver, me gusta verlas sobre tu piel, así, te lo ruego, continúa, no abras los ojos, yo estoy aquí, nadie nos puede ver y yo estoy cerca de ti, acaríciate, amado señor mío, acaricia tu sexo, te lo ruego, despacio, es hermosa tu mano en tu sexo, no te detengas, a mí me gusta mirarlas y mirarte, amado señor mío, no abras los ojos, todavía no, no debes tener miedo,…
… estoy cerca de ti, ¿me sientes?, estoy aquí, te puedo rozar, esto es seda, ¿la sientes?, es la seda de mi vestido, no abras los ojos y tendrás mi piel, tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios, tú no sabrás dónde, de repente sentirás el calor de mis labios sobre ti, no puedes saber dónde si no abres los ojos, no los abras, sentirás mi boca donde no sabes, de repente, tal vez sea en tus ojos, apoyaré mi boca sobre los párpados y las pestañas, sentirás entrar el calor en tu cabeza, y mis labios en tus ojos, dentro,…
… o tal vez sea en tu sexo, apoyaré mis labios, allá abajo, y los abriré bajando poco a poco, dejaré que tu sexo entreabra mi boca, entrando entre mis labios, y empujando mi lengua, mi saliva descenderá por tu piel hasta tu mano, mi beso y tu mano, uno dentro de la otra, sobre tu sexo, hasta que al final te bese en el corazón, porque te deseo, morderé  la piel que late sobre tu corazón, porque te deseo, y con el corazón entre mis labios tú serás mío de verdad, con mi boca en el corazón tú serás mío para siempre, y si no me crees abre los ojos, amado señor mío, y mírame, …
… soy yo, quién podrá borrar este instante que sucede, y este cuerpo mío ya sin seda, tus manos que lo tocan, tus ojos que lo miran, tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios, tú que te deslizas debajo de mí, aferras mis caderas, me levantas, dejas que me deslice sobre tu sexo, despacio, quién podrá borrar esto, tú dentro de mí moviéndote lentamente, tus manos en mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz, te mueves lentamente pero hasta hacerme daño,…
… mi placer, mi voz, mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me alza, tus brazos que no dejan que me marche, los golpes dentro de mí, es violencia dulce, veo tus ojos que buscan en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde quieras, amado señor mío, no hay final, no acabará, ¿lo ves?, nadie podrá borrar este instante que sucede, para siempre echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos separando las lágrimas de mis pestañas, mi voz dentro de la tuya, tu violencia que me tiene aferrada,…
… no queda tiempo para huir ni fuerza para resistirme, tenía que ser este instante, y este instante es, créeme, amado señor mío, este instante existirá, de ahora en adelante, existirá, hasta el final.
 No nos vemos más, señor.
 Lo que era para nosotros, lo hemos hecho, y vos lo sabéis. Creedme: lo hemos hecho para siempre. Preservad vuestra vida resguardada de mí. Y no dudéis un instante, si fuese útil para vuestra felicidad, en olvidar a esta mujer que ahora os dice, sin añoranza, adiós.



  SEDA- Alessandro Baricco