martes, 23 de junio de 2009

Un beso violado


Abrió la puerta de su cuarto repentinamente, mientras ella se cambiaba el bañador húmedo por una muda seca... Entró en la habitación sin sonreír, con una mirada seria, sin pantalón, con la polla erecta, un condón en la mano derecha...
Su potencia física, sus ganas de ella, el que hubiera bajado la guardia y asumiera que no podía evitar querer follarla...
Su cabeza decía que no era lo correcto y pugnaba contra ello la mujer independiente que cree que el sexo es sólo sexo. Estaba húmeda, sus pezones estaban duros... Él la miraba con deseo como si fuera la primera y la única...

Seguía mirando su polla, ahora con el condón puesto... Su miembro no pedía permiso. Sin más, él la giró sobre sus propios pies, terminó de bajar la braguita del bañador, la inclinó hacia delante y la penetró...
Su coño se mojaba por ser... por estar, por sentir...
Él la agarraba de las caderas con fuerza, con una firmeza impasible. Abría sus glúteos y veía su ano empapado de tanta excitación... "Dame un beso", pedía ella entre gemidos. "Dame tu lengua".

Miraba entre sus piernas cómo la embestía. Miraba cómo su sexo dejaba empapado su miembro. Le temblaban las piernas, sus pechos vacilaban entre el balanceo y la gravedad...
Sus ojos se abrieron de par en par cuando él metió dos dedos en su ano. Ella empezó a moverse más rápido. Quería que se corriera, quería demostrarle que se moría de ganas de ella, quería que se corriera y que dejara de meterle los dedos por el culo. Quería que terminara para que la diera la vuelta y le diera un beso.

Apretó su coño cada vez que sentía su miembro atravesándola, lo abrazó con su cuerpo mientras arqueaba su espalda... Más rápido, más rápido.

Él gritó en un orgasmo inconmensurable. Su esperma la azotó mientras él imprimía sus yemas en las caderas de la chica.
Ella sonrío.
Se sacó la polla.
Se dio la vuelta.
Él aún cerraba los ojos tratando de recuperarse...
.....
......
Se quitó el condón...
"Dame un beso", pedía ella mientras pegaba su cuerpo al suyo.
Él probó el condón, cogió una bolsa y lo metió en ella.
"Ponte algo rápido", dijo mientras hacía un nudo a la bolsa, "nos están esperando para comer. Te cierro la puerta para que te cambies tranquila".

Paula se miró en el espejo.
Empezó a dolerle el ano. Empezó a dolerle su sexo. Empezaron a escocerle los pezones. Empezó a arderle aquel beso.
Buscó la cama, se acurrucó. Empezó a dolerle el alma.
No pensaba que él fuera capaz de violarla.
No sabía que se pudiera violar al amor.