viernes, 31 de julio de 2009

El tacto de mi piel

... y así que pasen cinco años.

Buscaré besos, labios y batir de alas.

Buscaré aventuras, historias con las que superarme a mí misma.

Buscaré mi autoestima en aquellos brazos, con las piernas entre abiertas viéndoles trepar hasta mi sexo.

Buscaré miradas, dejaré notas, pensaré en el 'nuevo claim' de esta historia.

Me dejaré seducir, me rendiré a cuatro patas, me pondré a dos para moldearlos entre mis labios...

Buscaré la ocasión, el nuevo reto, me dejaré humedecer por el deseo y los nuevos verbos.

Buscaré una copa de vino, o tres... Me enamoraré, te juro que me enamoraré.

Rociaré mi pecho con su esperma, gemiré de placer, me aferraré a sus caderas con mis muslos.

Les daré mi cuerpo, mi corazón e incluso mi alma, pero mi tacto, mi amor...

Mi tacto es sólo tuyo.

... y así que pasen cinco años.

domingo, 19 de julio de 2009

A sorbos

Enredada en ti, sin ti.
Maniatada por tus brazos, esforzándome por hundirme en ti con mi pelvis, mis labios, mis ojos.
Tu mirada taciturna me obligaba a callar y en una súplica continua busco tus labios...
Y en una plegaria gemida trato de arrancar tu mejor disfraz para que me abraces.
Busco tu olor, ese que se coló una vez en mi memoria poética, y al aspirarte condenso lágrimas de placer en mis ojos.
Y sin tregua me posees, y sin tregua te pierdo.
Y a bocanadas busco el semen de tu piel que araño con la yema de mis dedos...
Sudor, sudor bebo.
Y lamo mis dedos que han recogido el rocío de tu cuerpo mientras me penetras sin compasión: dolorosamente despacio, insoportablemente lento... muy lento.
Y con fuerza me separas de tu cara y alargo mi lengua, como alzando los brazos al cielo, por lamer tu piel.
Te lamo.
Te bebo.
Te trago.
Te aspiro.
... Agarras mi yugular muy delicadamente con tus dientes.
No me muevo.
Aspiro tu cara mientras me matas.
Inmóvil, arremetes con fuerza deshaciendo mi sexo como una flor púrpura.
Muero.
Me abrazas.
Me respiras.
Jugando a perdernos para encontrarnos.
Y es que si "frecuento el paisaje ahorcado" de tu piel no es por melancolía sino porque adoro tu presencia, sin razones, ni reglas ni relojes.

sábado, 18 de julio de 2009

Por exceso de trabajo

Cogió su maletín, su móvil y llamó al ascensor. En el descenso hacia la planta baja se miró en el espejo del ascensor, se colocó el pecho y sonrió. El taxi estaba en la puerta. Entró en él y allí sentado estaba su cliente. La miró en una larga e impertinente mirada.
-Hola –dijo él con una sonrisa de medio lado.

Ella sacó los papeles del maletín por hacer un breve repaso antes de la vista. Apoyó los papeles sobre sus piernas. Él no los miraba.
- Estás guapo –dijo ella mientras miraba al conductor que la miraba a través del retrovisor. Abrió ligeramente las piernas y volvió a guardar los documentos-. Creo que lo tienes más que preparado, ¿verdad?

Él clavó la mirada entre sus piernas. Ella le miró fijamente a los ojos mientras separaba sus muslos. Él le retiró un mechón de pelo de la cara y lo llevó detrás de su oreja rozando apenas su cuello. Ella se estremeció. Se estremeció su piel, sus pezones, su sexo. Él y ella mientras aquel los miraba.

Comenzó a frotar su coño contra el asiento, a mover sutilmente sus caderas mientras su cliente la miraba y se bajaba la cremallera del pantalón. Se sacó la polla. Ella la miraba mientras introducía bajo su vestido su mano. Ante ambas miradas sacó un dedo reluciente, mojado, blanquecino. Se lo acercó a los labios. Su cliente chupó su dedo, lo respirió... Ella sintió que la olía y que su sexo se empapaba de él... Agachó su cabeza para moldear su polla con sus labios...

Llamada de teléfono.
Ring, ring...
Atiende la llamada con recelo. Un nuevo proyecto más.
Desde su mesa de trabajo, en la octava planta, relee rápidamente el texto que ha escrito. Suficiente para ponerle, "a ver si luego me llama y le termino la historia por teléfono". Da al enter. El e-mail se ha envíado. Hace dos semanas que no la penetran. Por exceso de trabajo, por estrés y por calor no ha encontrado tiempo ni para depilarse. El sexo verbal está siendo un sustitutivo digno. Esta noche tendrá que volver a masturbarse.